GUERRA

La gente con sus votos eligen mercado. Se les da poder a las multinacionales, a las entidades financieras y a las oligarquías. Un campo bien sembrado para que germinen con vigor los señores de la guerra y pueda accionarse el mecanismo bélico con facilidad. Ahí están los seres humanos, que tras elegir inapropiadamente se quejan de la contaminación, de la sanidad, de los precios de la luz, de la vivienda, de los alimentos... también se quejan horrorizados cuando caen bombas, sobre todo cuando les caen encima, claro.

En un estallido bélico explosionan al mismo tiempo una enorme cantidad de información para mentes tan sencillas como la mía que no acepta tanta basura emanada desde las boquitas, más bien cloacas, de ciertos tertulianos influyentes. Resumo el problema encontrando en última instancia al sencillo ciudadano, que por gusto tras tragarse la serie de películas de Rambo, o quizás forzado al tener que llevar un sueldo a su hogar, se convierte en soldado. Títere que a fin de cuentas está acatando las ordenes de esa famosa mano invisible que garantizará que las riquezas de unos pocos sigan aumentando. Y como si fuera un robot, como un engranaje más de una maquinaria de destrucción será el que apretará el dispositivo que lance el proyectil en dirección a las ciudades donde habitan seres humanos como él, porque como él tendrán madres, abuelos e hijos que serán alcanzados, desmembrados, asesinados.

Cuando los tambores de guerra suenan les acompañan los del patriotismo pero el sonido me resulta ridículo cuando te das cuenta que estás en guerra desde que naces y frente a la fuerza que adquieren otros ciudadanos a consecuencia de una maliciosa distribución de la riqueza, esa que genera la tierra natal y que ridiculamente consideramos nuestra. Te preguntas cuantas personas en tu país fallecen a consecuencia de una deficiente nutrición, por frío al no poder hacer frente al gasto energético, en accidentes laborales al no respetarse las medidas de seguridad, por desatención en las muy diversas afecciones médicas, o sencillamente optan por el suicidio al encontrarse vacíos en una sociedad fría, asesina de ilusiones y risas. ¿Habrá contado alguien la totalidad de ciudadanos que mueren anualmente desatendidos por sus queridas patrias?

Muertos de una guerra infinita que no acabará hasta que acaben los instintos más primitivos de la raza humana y no seamos tan manejables, porque da igual que hayan políticos ambiciosos, multinacionales codiciosas o generales locos si hay ciudadanos cuerdos que se opongan con todas sus consecuencias a formar parte de un dispositivo que arrasará la tierra y aniquilará a mansalva a otros ciudadanos, incluídos los pequeñitos, para cebar cuentas bancarias. Se trata solo de esto último, no seáis bobos, si fuera patriotismo vuestro país no os trataría con desprecio desatentiendo vuestras necesidades, algunas de extrema gravedad.

El pacifismo es como todo. Si tenemos opciones de salvar la vida de nuestros seres queridos ante el asalto a la propia vivienda o en la calle es racional hacer frente a un enemigo, pero con un patriotismo incoherente es distinto. Aún así puede que en un futuro podamos colaborar y conseguir un entorno apropiado para que nuestros conciudadanos tengan garantizada dignamente la vivienda, una alimentación sana, un medio ambiente puro de aire, rios y fauna, una educación que se olvide de crear discos duros y opte por sensibilizar y hacer inteligentes a los futuros ciudadanos, una atención médica de la mejor calidad, y una ciencia que no encuentre a las personas como compradores de un gran mercado dejando a un lado por ejemplo, los proyectos de exploración espacial a otros planetas hasta que no conozcamos con profundidad el nuestro, para curarlo, para limpiarlo de restos marcados por la ambición. Entonces sí, sería razonable lubhar por esa sociedad con uñas, con dientes y hasta con la propia vida.

En estos tiempos de destrucción los medios señalarán a un único culpable, no a la estructura que lo genera, y lograrán al unísono alzar una ola de solidaridad que hará saltar lagrimas ucranianas de alegría ante tanto afecto y lágrimas de tristeza palestinas ante tanta indiferencia.

Creación Página: 04/03/22
Última actualización: 05/04/22

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