VIOLENCIA Y PRUDENCIA
Este artículo en vídeo

Puede ser un miedo distinto al de la mujer, pero como hombre, puedo sentirlo si paseo por la calle a ciertas horas y por ciertos sitios de mi ciudad. Vivimos en una realidad, y desgraciadamente no podemos escudarnos en la idea de que tenemos unos derechos para hacer lo que nos venga en gana, porque todos ellos están siendo pisoteados, tanto por ciudadanos agresores como por el propio estado. Apreciaremos que podemos cometer una imprudencia si no miramos a ambos lados de la calle aunque estemos cruzando un paso de cebra, si aceptamos una revisión de butano que no hemos solicitado, si atendemos una llamada telefónica con un número larguísimo, y si no recelamos cuando un desconocido nos aborda en la calle para darnos un efusivo abrazo. Nadie debería hacernos daño, pero seremos inocentes si creemos en ello con firmeza, porque este tipo de sociedad genera personas y empresas extremadamente perversas. No quiero inyectar miedo, y si, prudencia.

Los movimientos feministas tienen tan asumido el problema, que cuando se habla de violación o violencia de género lo asocian directamente a la mujer, y es lógico, ya que es el colectivo mayormente masacrado (1). Pero la violación puede realizarse contra cualquier otro género, de distinto sexo y edad. Con el tema de la vestimenta, no creo que usar minifalda o mostrar un enorme canalillo haya sido el motivo de atacar sexualmente a un bebé con tan solo dos semanas de edad (2), a un preso en su celda (3), o a una anciana con más de 80 años (4), pero el ser humano tiene la suficiente inteligencia para intuir que ante ciertas situaciones es conveniente tomar una actitud que intente librarnos de pasar una mala experiencia o hacérsela pasar a los demás. Aquí me viene a la memoria aquello que decía el expresidente del gobierno español Jose María Aznar defendiendo unas extrañas libertades individuales lanzandose contra las campañas de la Dirección General de Tráfico y la actual sensatez, no la de en tiempos de Franco, para comentar que no le gustaba que le digan cuanto vino debía beber o a que velocidad máxima debía poner el vehículo (5).

Lo de vestir como cada uno quiera, no es cierto, hay que reflexionar y adecuarse, de otra manera podremos encontrarnos ante una situación incómoda, esté relacionada con el sexo o no. Boda, discoteca, entrevista de trabajo, despedida de soltero, entierro... no es lo mismo, y el que diga lo contrario, que memorice, y encontrará que se engaña a sí mismo. Como con todo, deberíamos analizar y actuar lo más consecuentemente posible, aunque casi siempre erremos y metamos la pata. Y tal como intento explicar, no va a garantizar que nos libremos de una situación dolorosa. Dicho todo lo anterior, como hombre, cometería una imprudencia si voy por distintos bares de copas fanfarroneando y enseñando la cartera llena de billetes. Nadie debería apalearme para quitarme mi dinero y mi dignidad, pero estamos en un mundo enfermo y estúpido. Enfermo el que disfruta apaleándome para quitarme la cartera, y estúpido yo, por enseñarla con tantas ganas.

    Notas:
  1. España - Mujeres asesinadas por violencia de género en 2017
  2. Violación a un bebé de dos semanas
  3. Violación a un preso
  4. Violación de una anciana
  5. Diario El País: "Dejame que beba tranquilamente" Aznar

Creación Página: 16/11/18
Última actualización: 15/01/19

888pablo888 » LOS SOBRES DE PABLO » VIOLENCIA Y PRUDENCIA